¡¡¡FELICES PARTIDAS EN GRUPO!!!
¿POR QUÉ INTRODUCIR JUEGOS DE MESA EN LAS ESCUELAS?
Los juegos de mesa tienen beneficios. Lo primero, la diversión. Reírse o pasártelo bien con otros niños y compañeros, profesores y padres. Aprender. Muchos juegos pueden servir para aprender muchas cosas sobre épocas históricas, mejorar los cálculos matemáticos, etc. Mantener la atención en la partida. Memoria. Hay varios juegos tipo “memory” de recordar dónde están las cartas. Jugar en equipo. Hay muchos juegos cooperativos, y aprenden a colaborar con otros niños. Compañerismo. Socializar, para niños más introvertidos. Imaginación y creatividad. Esto nos llevaría directamente a los juegos de rol. Matemáticas, lectura… sólo a la hora de sumar los dados o leer las cartas. Orientación. Entender en qué sentido va la partida, elección de caminos, conceptos derecha-izquierda, etc. Los juegos de mesa pueden ser una buena herramienta educativa debido a las habilidades que se utilizan que son necesarias en una partida, el ejercicio mental que estimulan, y por supuesto su adecuada duración. Al publicarse cientos de juegos de mesa cada año por todo el mundo, muchos de ellos proporcionan beneficios desde el punto de vista pedagógico. De hecho, se puede encontrar un juego adecuado para cada área temática en cualquier programación. Las habilidades más relevantes que se estimulan con los juegos están entre las más importantes a las que un sistema educativo puede aspirar: las habilidades sociales, para un trato respetuoso y comprensivo en la relación con otras personas. La mayor belleza de los juegos de mesa es que se juegan en grupo con otras personas. Sea un grupo de amigos, de completos desconocidos, o una mezcla de ambos tipos de personas, la partida de un juego está enfocada en su interacción social, y durante ese tiempo cada persona puede beneficiar a veces y molestar otras, al resto de jugadores. Todas estas interacciones, combinadas con que (generalmente) en cada partida sólo hay un ganador, significa que las personas que juegan aprenden – o deben aprender – a tratarse amablemente, comportarse de forma adecuada dentro de la partida, y poner en práctica el mejor espíritu deportivo de las Olimpiadas (Lo importante es participar – jugar, en este caso). Pero además existen juegos cooperativos, en los que las personas juegan juntas en la partida por un objetivo común – estos juegos son excelentes herramientas sobre la dinámica de trabajo en equipo. Se pueden elegir juegos para cubrir una determinada necesidad pedagógica, para centrarse en una lección específica, para reforzar conocimientos, o para ayudar al profesorado a indagar cuánto de lo enseñado ha interiorizado de verdad el alumnado, o para aplicar los conocimientos fuera del contexto en que se aprendieron – esto es, ir más allá del mero aprendizaje. Pero los juegos son además divertidos de jugar, y ese aspecto nunca debe ser olvidado pese a las enseñanzas pedagógicas serias que se quieran también inculcar. Precisamente por la diversión de jugar es por lo que los alumnos y alumnas pueden interesarse en un juego de mesa, y es precisamente por la diversión al jugar por lo que continuarán implicándose en la partida, más allá del refuerzo pedagógico para el que se pretenda usar el juego.
Los juegos de mesa tienen beneficios. Lo primero, la diversión. Reírse o pasártelo bien con otros niños y compañeros, profesores y padres. Aprender. Muchos juegos pueden servir para aprender muchas cosas sobre épocas históricas, mejorar los cálculos matemáticos, etc. Mantener la atención en la partida. Memoria. Hay varios juegos tipo “memory” de recordar dónde están las cartas. Jugar en equipo. Hay muchos juegos cooperativos, y aprenden a colaborar con otros niños. Compañerismo. Socializar, para niños más introvertidos. Imaginación y creatividad. Esto nos llevaría directamente a los juegos de rol. Matemáticas, lectura… sólo a la hora de sumar los dados o leer las cartas. Orientación. Entender en qué sentido va la partida, elección de caminos, conceptos derecha-izquierda, etc. Los juegos de mesa pueden ser una buena herramienta educativa debido a las habilidades que se utilizan que son necesarias en una partida, el ejercicio mental que estimulan, y por supuesto su adecuada duración. Al publicarse cientos de juegos de mesa cada año por todo el mundo, muchos de ellos proporcionan beneficios desde el punto de vista pedagógico. De hecho, se puede encontrar un juego adecuado para cada área temática en cualquier programación. Las habilidades más relevantes que se estimulan con los juegos están entre las más importantes a las que un sistema educativo puede aspirar: las habilidades sociales, para un trato respetuoso y comprensivo en la relación con otras personas. La mayor belleza de los juegos de mesa es que se juegan en grupo con otras personas. Sea un grupo de amigos, de completos desconocidos, o una mezcla de ambos tipos de personas, la partida de un juego está enfocada en su interacción social, y durante ese tiempo cada persona puede beneficiar a veces y molestar otras, al resto de jugadores. Todas estas interacciones, combinadas con que (generalmente) en cada partida sólo hay un ganador, significa que las personas que juegan aprenden – o deben aprender – a tratarse amablemente, comportarse de forma adecuada dentro de la partida, y poner en práctica el mejor espíritu deportivo de las Olimpiadas (Lo importante es participar – jugar, en este caso). Pero además existen juegos cooperativos, en los que las personas juegan juntas en la partida por un objetivo común – estos juegos son excelentes herramientas sobre la dinámica de trabajo en equipo. Se pueden elegir juegos para cubrir una determinada necesidad pedagógica, para centrarse en una lección específica, para reforzar conocimientos, o para ayudar al profesorado a indagar cuánto de lo enseñado ha interiorizado de verdad el alumnado, o para aplicar los conocimientos fuera del contexto en que se aprendieron – esto es, ir más allá del mero aprendizaje. Pero los juegos son además divertidos de jugar, y ese aspecto nunca debe ser olvidado pese a las enseñanzas pedagógicas serias que se quieran también inculcar. Precisamente por la diversión de jugar es por lo que los alumnos y alumnas pueden interesarse en un juego de mesa, y es precisamente por la diversión al jugar por lo que continuarán implicándose en la partida, más allá del refuerzo pedagógico para el que se pretenda usar el juego.
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